Guardo

Los fotógrafos que generación tras generación retrataron a las gentes de nuestros pueblos han tenido mucha importancia en la montaña. En la segunda década del siglo XX, Tiburcio Huertes estableció el primer estudio fotográfico conocido en la zona, al que después siguió el de Ángel Díaz Fernández de Castrillón, en la década de los años treinta. Posteriormente, entre los años cuarenta y sesenta, continuaron con esta actividad Marcos y José González. Sin olvidar a la figura emblemática de Piedad Isla, que realizó fotografías sobre todo en los pueblos más remotos del Alto Carrión, Triollo, La Lastra y Vidrieros. El resultado de todo aquel trabajo es un legado archivado en los álbumes familiares de casi todos, con un valor incalculable.

Esas fotografías antiguas nos permiten establecer y datar efemérides como nacimientos, enlaces, fiestas, celebraciones familiares y sociales, paisajes  y panorámicas hoy desaparecidas de nuestros pueblos e identificar a las personas que participaron en ellas. Pero su valor histórico no se queda ahí. La información gráfica que proporcionan es un claro indicador del cambio social, económico y cultural, así como de la progresiva modernización sufrida por la Montaña Palentina. Suponen, por lo tanto, documentos de gran valor que revelan los cambios sociales de toda una tierra. 

Este verano, después de una larga labor de recopilación de fotografías por todos los pueblos del Alto Carrión, apareció publicado el libro “Fuentes Carrionas: memoria gráfica del siglo XX”. Esta publicación, editada por Aruz Ediciones, aborda la historia reciente de los doce pueblos de Fuentes Carrionas: Guardo, Velilla del Río Carrión, Valcobero, Otero de Guardo, Camporredondo de Alba, Valsurbio, Cardaño de Abajo, Cardaño de Arriba, Alba de los Cardaños, Triollo, La Lastra y Vidrieros.

El libro, con 352 páginas y más de 500 fotografías, relata la historia y las costumbres de estos pueblos durante el último siglo, un siglo de grandes transformaciones motivadas por el progreso y la industrialización. La publicación refleja un tiempo en el que se produjo el paulatino abandono de los medios de vida tradicionales, como eran la agricultura, la ganadería, la caza y la pesca, y la aparición de múltiples empresas mineras, que explotaron los montes en busca del carbón, producto que impulsó la economía de la zona y trajo consigo la apertura de las comunicaciones al exterior con el tren de la Robla.

En la publicación se abordan los medios de vida tradicionales de la comarca, las referidas explotaciones mineras de carbón en los municipios de Guardo y de Velilla, las construcciones de los pantanos de Camporredondo y Compuerto, la factoría química de Unión Española de Explosivos, la Central Térmica de Velilla y el salto hidroeléctrico de Compuerto. En la edición también son protagonistas cada uno de los pueblos, con una breve narración de sus entornos e historia y una selección de imágenes que retratan el casco urbano de cada localidad, procesiones, escenas agrícolas y ganaderas, deportivas, escuelas, romerías, fiestas, cantamisas, bodas, quintos, pinadas del mayo, rincones, etc.

El valor de las imágenes incluidas en la publicación merecía que éstas fuesen accesibles a todo el público. Por este motivo ha sido organizada una doble exposición en Guardo y Velilla, en la que Víctor Manuel Fernández Díez, autor del libro, muestra 186 fotografías impresas en formato 24 por 30 centímetros.

En la muestra, realizada con la colaboración de los ayuntamientos de las dos poblaciones, se podrán admirar también algo más de un centenar de retratos de personajes de la montaña, en los que se pueden apreciar las vestimentas de la época y diversas labores autóctonas.

La exposición se podrá ver estas navidades, en los amplios escaparates de los locales comerciales de la Puerta Grande, propiedad de Relojería Aparicio, en la calle Mayor de Guardo, y en la Plaza Mayor de Velilla del Río Carrión, desde Nochebuena hasta después de Reyes.