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Publicado : Ayuntamiento de Guardo 29 de marzo de 2015



PREGÓN DE SEMANA SANTA

Guardo 2015

levántate
escucha
camina
ama

TIEMPO DE GRACIA


Inauguramos hoy la Semana Santa en Guardo.
Semana Santa, que es tiempo de gracia y de reconciliación

SALUDO


Mi saludo para todos los responsables y miembros de cofradía de la Virgen del Carmen. La más antigua cofradía de nuestro pueblo. No tiene imágenes propias y no organiza procesiones, pero lleva en lo más profundo de su corazón un gran amor a la Madre de Dios y Madre de todos los creyentes.

Mi saludo más cordial para vosotros hermanos y responsables y de la Cofradía de La Soledad y el Santísimo Cristo de las Cinco Llagas. A vosotros hermanos, que paseáis a Cristo y a su madre de la Soledad por las calles del pueblo, para mover a conversión a los habitantes de Guardo

Mi saludo más cordial para ti, hermano de la Cofradía de Jesús Nazareno y Santo Sepulcro, que recorres con Cristo el camino hacia la cruz. Que a partir de ahora, recorras con tu Jesús Nazareno el camino hacia la luz.

Mi saludo más cordial para ti, hermano y miembro de la Asociación de vecinos Barrio Barruelo. Que la representación de la Pasión del Señor, sea la también la pasión de todos los caídos y masacrados del mundo.

Mi saludo más cordial para ti, que llevas el título de “hermano mayor”
Mi saludo más cordial para vosotros, los responsables de estas cofradías, que tenéis el compromiso de animar y sostener la fe de vuestros hermanos.
Mi saludo más cordial, para ti, fiel cristiano de Guardo

Debo decirte, hermano que me escuchas, que yo no me dedico a “echar” pregones. Soy misionero redentorista y mi vocación es la de anunciar esperanza.
He venido aquí, por invitación de los responsables de la Cofradía de la Virgen del Carmen, para pedirte que primero pongas en orden tu vida; que pongas a punto tu corazón y tu mente, y vivas en plenitud, “a tope” dicen ahora, la Semana Santa. “Conviértete y cree en el Evangelio”, es el mensaje de estos días santos. Sólo así serás digno de pasear a Jesús Nazareno o a María, su madre, por las calles de Guardo.

CAMBIO DE VIDA


Por eso te digo: cambia de vida; cambia todo por entero. Fíjate lo que te propongo: que te conviertas, que cambies tu forma de vivir.

Que te hagan un transplante de corazón, porque tu corazón ama con criterios raquíticos y por interés. Porque sólo amas a los que te aman. Ama, a partir de ahora, al estilo de Jesús, tu maestro y guía. Ama, a lo grande. Ama, gratis, sin esperar nada a cambio. (“Porque si sólo amáis a los que os aman ¿Qué mérito tenéis?”)

Que te hagan inmediatamente un transplante de cerebro. Y esto es aún más complicado. Pero es necesario, para que pienses bien de la gente, para que veas en cada persona que pasa a tu lado a un hermano. Las mayores barreras y dificultades a la hora de amar, no están en la calle, están en tu mente.

Que cambies por entero a la hora de vivir tu fe. Pero no como cambias de chaqueta los domingos cuando vas a misa. Reconócelo y sé sincero contigo mismo: con frecuencia, tu fe la empleas como si fuera una chaqueta: llega el domingo, vas al armario, descuelgas, pasas el cepillo, te pones y luces la chaqueta de tu fe durante los tres cuartos de hora que dura la Eucaristía. Luego vuelves y colocas la chaqueta de tu fe en el armario hasta el próximo domingo. ¡Qué pena! Eres un cristiano pasado por agua. Eres cristiano de agua bendita, de pila bautismal. Eres, cristiano los domingos y ateo el resto de la semana. Por eso te pide tu Jesús Nazareno que cambies de vida. Cambia de actitudes, cambia de piel, cambia todo por entero.

Y ¿qué mejor momento para iniciar el cambio, que esta Semana Santa del año de gracia de 2015? Para todo los que me escucháis, grito bien alto:

¡Se declara abierto este tiempo de gracia!

Desde este momento empiezan los días santos, la semana grande, en que nuestro Señor Jesucristo da las más hermosas pruebas de amor.
Debemos escuchar cada una de sus palabras, llenas de vida, y contemplar sus gestos,
porque el acontecimiento redentor, es lo más importante que ha sucedido desde la creación del mundo.
Son palabras y hechos admirables que rompen nuestros moldes y nuestros límites.
Por eso, todas las horas de estos días serán insuficientes,
para estudiar esta historia, para reanudar esta historia,
la más sublime historia de amor.

Convéncete de esta verdad: éste es un tiempo de gracia en tu vida,
porque la Semana santa es un,

TIEMPO DE ALABANZA
Estos días santos se inician con el Domingo de Ramos.
Con este domingo, entramos de lleno en la “semana mayor” de los cristianos, la “semana santa” como la hemos llamado a través de los siglos.
El Domingo de Ramos o Domingo de Pasión se celebra con una procesión. Es una procesión de júbilo, anticipo de la Pascua. En este domingo se aclama a Jesús como Rey de Reyes y Señor de los Señores. Jesús es presentado como el Rey-Mesías, que toma posesión de su ciudad. Pero no entra como un rey guerrero, sino como un Mesías humilde y manso, cumpliendo así la profecía de Zacarías (9,9): "He aquí que tu rey viene a ti; él es justo y victorioso, humilde y. montado en un asno". "¡Bendito el que viene en nombre del Señor!; ¡hosanna en las alturas!"

Pero no te quedes en el Domingo de Ramos. Haz de toda tu vida una aclamación al Señor de la Vida y continúa viviendo estos días santos que vienen a continuación.
Y no olvides que la Semana santa es un
TIEMPO DE ENCUENTRO Y ORACIÓN

Digo de oración, sí señor, que es lo mismo que decir “de encuentro”. Y ¿con quién has de encontrarte?

Contigo mismo, que como bien sabes, últimamente no te preocupas de ti y has equivocado el camino. Fíjate en ti mismo: tienes más, pero no eres más. Tienes más medios a tu servicio, tienes más dinero, tienes una vivienda más confortable llena de “trastos” que no utilizas, tienes un magnífico automóvil. Pero y ¿la calidad? Has ganado en cantidad, pero has perdido en calidad. Porque resulta que tienes menos tiempo para ti, menos para tu familia, menos paz en el corazón... Luego te estás destruyendo poco a poco. Has de reencontrarte contigo mismo y hacerte feliz. Esta es tu principal obligación.

El encuentro con el hermano es otra exigencia de esta Semana Santa. Y el otro, el hermano, tiene nombre y apellido. No tienes que ir lejos para buscar a tu hermano. Tal vez sea tu esposa o tu marido, con el que ya no dialogas; tal vez tu hijo, al que dedicas poco tiempo; tal vez tu vecino, al que niegas el saludo; tal vez tu compañero de trabajo, al que ignoras y marginas; tal vez ese anciano, que se muere de soledad, en tu misma calle...

Y has de encontrarte con Jesucristo crucificado. O ¿te da miedo encontrarte con tu Dios cara a cara? ¿Te da miedo lo que pueda pedirte? Tal vez su voluntad no coincida con la tuya. Acaso te pida, además de que no reniegues de tu cruz, que le ayudes a llevar la suya, que es mucho más pesada.

JUEVES SANTO, UN TIEMPO PARA EL AMOR

Prepárate para vivir en plenitud el Jueves Santo.
El Jueves es un día santo, para el amor; el AMOR, todo con letras grandes.

Contempla y celebra esta Semana Santa el amor
de todo un Dios que se empobrece para enriquecer a los hombres;
de un Dios y se abaja para elevar a los hombres a la categoría de Hijos de Dios;
de un Dios que se hace esclavo, para liberar de todo esclavitud;
de un Dios que se hace comida, para alimentar a todos los hambrientos de pan y de justicia;
de un Dios que se hace cordero para cargar con los pecados de los hombre;
de un Dios que sufre hasta la muerte para dar la vida;
de un Dios que baja a los infiernos para sacar de las tinieblas a la humanidad.
¡Nunca se ha visto en la tierra un amor tan limpio y generoso!

Y para experimentar todo este amor tienes un día santo: el Jueves Santo.

  • La noche del Jueves Santo recorrerán las calles de Guardo… Participa en la procesión del Jueves Santo con todo recogimiento, dando gracias a Dios por el gran don de la vida y por Jesucristo que se queda con nosotros en el pan y el vino consagrados.

Porque el Jueves Santo es el día santo, de la Eucaristía. Es el día del amor entregado:

TOMAD Y COMED TODOS DE EL,
PORQUE ESTO ES MI CUERPO,
QUE SERÁ ENTREGADO POR VOSOTROS.

TOMAD Y BEBED TODOS DE EL,
PORQUE ÉSTE ES EL CÁLIZ DE MI SANGREDERRAMADA POR VOSOTROS
PARA EL PERDÓN DE LOS PECADOS.

Jueves santo es el día santo del amor y de la amistad
Aquella noche el Maestro se despide de los suyos y les dice las más bellas palabras de amor: “Ya no os llamo siervos, os llamo amigos”. Y también: “no hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Todo esto es lo que nos relata el más joven de los amigos de Jesús: Juan. El único que estaba al pie de la cruz: Juan.

Pues tú que revelaste a Juan
tus misterios más secretos
y los altos vericuetos
que mis ojos no verán,
haz que yo logre entender
cuanto Juan nos ha contado.
Déjame, Señor poner,
mi cabeza en tu costado.
Y tú, Juan, que a tanto amor
con amor correspondiste
y la vida entera diste
por tu Dios y tu Señor,
enséñame a caminar
por donde tú has caminado.
Enséñame a colocar
la cabeza en su costado.

Y una palabra de ánimo y esperanza, que nos ofrece el Señor Jesús: “Me voy a prepararos un lugar junto a mi Padre y vuestro Padre”.

Jueves santo es una gran lección de servicio y humildad: “El que quiera ser el primero, que se haga servidor de todos”. “Ejemplo os doy haced vosotros lo mismo”. Por eso lavó los pies a sus amigos; también a Judas, que lo iba a entregar. También a Judas.

Porque este Jueves Santo, no lo olvides, es el día, o mejor, la noche de la traición, y Judas es el protagonista de la traición. Judas, era amigo de Jesús. Había sido llamado por Jesús. Pertenecía al grupo de los doce. Pero quedó desencantado y decidió vender al maestro. Un beso y treinta monedas. El beso es el beso de la traición. Las monedas, el precio del justo. Pero el remordimiento y la soledad, fueron tan fuertes que se quitó la vida: “¿Con un beso entregas al Hijo del Hombre?”

También es la noche de la negación. Al pobre de Pedro le falló la fe. Poco antes había sacado pecho” aunque todos te abandonen...”. Pero Jesús conocía bien su debilidad: “antes de que el gallo cante dos veces, tú me habrás negado tres”. Y cantó el gallo...; y Pedro lloró amargamente...

Pedro te negó tres veces,
mil veces yo te negué.
Si Pedro lloró su culpa,
mi culpa yo lloraré...”

Y pasada la noche de la traición y de la negación, llega,

VIERNES SANTO: EL TRIUNFO DE LA CRUZ

El Viernes, más que un día santo, es un día maldito, lleno de “tristeza, de miradas, de silencios, de penas” y de dolor. Es un día maldito porque las tinieblas cubren la tierra. Un día maldito y triste en el que se comete la mayor injusticia. Se condena al inocente. Se asesina al hombre bueno. Con Jesús, muere lo mejor de nuestra historia.

  • El Viernes es el día propicio para “hacer el camino”: el camino de la Cruz, el Vía Crucis. Acompaña a Jesús Nazareno por las calles de tu pueblo. Recuerda a todos los caídos bajo el peso de sus miserias y levántate como se levantó Jesús. Que el camino de la cruz se convierta para ti en camino de luz.

Ahí va Jesús, por las calles de Jerusalén, que son las calles de Guardo, camino del Calvario, arrastrando torpemente su cruz, cargados con tus pecados y con los de toda la humanidad. Pero Jesús, no puede con tanto dolor y tanta injusticia. Y echan mano de un tal Juan de Cirene. Tal vez maldiciendo y a regañadientes, el Cireneo, ayuda a Jesús a llevar su cruz. ¿Tú también maldices y reniegas de tu cruz de cada día? Tú puedes ser un Cireneo, que ayude a tus hermanos con el peso de su cruz.

Pues por mí lleváis, Señor,
ese pesado madero,
dadme un dolor verdadero
con que os pague tanto amor”


Pero el gesto valiente y el gesto entrañable, lo pone la Verónica. Es valiente esta mujer. Dice la tradición cristiana que rompió el cerco de los soldados, pasó por encima de todas las burlas y limpió el rostro de Jesús, cubierto de sudor, polvo, lágrimas y sangre. Y el Señor Jesús, le hizo el regalo de su propio rostro; el rostro de todo un Dios martirizado. Y se me ocurre dar gracias al cielo por tantas Verónicas, mujeres anónimas, como hay en nuestro pueblo. No salen en las páginas de los periódicos, pero en ellas recae todo el peso del hogar. Me refiero a todas esas mujeres, madres o abuelas, que viven en el anonimato de cada día y trabajan sin paga y reconocimiento social.

El viernes Santo se celebra un Via Crucis por las calles de Guardo. Es un Vía Crucis larguísimo. Es un camino de dolor, lleno de tropiezos y caídas, ese camino de la vida. También, Jesús arrastró la suya, cargado con todos los pecados de la humanidad, por las estrechas calles del Jerusalén, la ciudad santa que mata a los profetas.

Jesús, llega a la cima del monte Calvario. Es despojado de sus vestidos. Retumban los golpes del martillo en la bóveda del cielo. Sus manos y sus pies ya están clavados al madero. Y es elevado, el salvador del mundo.

La Cruz. La cruz salvadora tiene dos palos, sólo dos palos. Uno es horizontal, para recoger todos los males, miserias, dolores e injusticias de la humanidad. Es como un largo abrazo al mundo. El otro palo es vertical y sirve para unir el cielo y la tierra. Y desde este momento, en que Jesús sube al madero, la cruz no es símbolo de muerte, sino de victoria como asegura Santa Teresa de Jesús:

En la cruz está la vida y el consuelo
y ella sola es el camino para el cielo.
En la cruz está el Señor
de cielo y tierra...”

¿Quién es el culpable?

Esta es otra pregunta clave en este día santo, que es el Viernes Santo. ¿Quién es el culpable? ¿Será Judas, será Pilatos?

Judas ya sabemos cómo era, pero Pilatos era aún peor: Pilatos era un fiel servidor de Roma. Representaba el poder. Carecía de personalidad y se sometía a los mandatos del poderoso. La justicia le importaba poco y la verdad, mucho menos. Puede salvar a Jesús, pero teme las represalias y se lava las manos, para quitarse el problema de encima. ¡Pobre hombre! Es víctima del sistema, de la ley y del orden, que para él siempre estaban por encima de las personas.

Sí, creo que la figura negra de este Viernes Santo es el gobernador romano. Pilatos parecía preocupado por Jesús y le interesaba su causa. Por eso le pregunta: “Y ¿qué es la verdad?” Pero Jesús, no responde y Pilatos se queda sin saber qué es la verdad. Vamos a responder nosotros: “Mira, Pilato, la verdad es ésta: ponerse del lado de los humildes y de los que sufren” Y Por eso mataron a Jesús: por decir la verdad, por ponerse del lado de la los pobres y desheredados.
Y a propósito: ¿tú, sufres a causa de la verdad? ¿Te injurian o critican? ¿no? eso es que no estás del lado de los que sufren, eso es que no has tomado partido por la verdad. Tal vez te veas reflejado en aquel personaje del autor ruso Dostoyesky:
- Oye, le dice un amigo a otro, estoy feliz, porque no tengo enemigos
- Eso es que nunca has dicho la verdad, contesta el otro.

Por eso mataron a Jesús, por decir la verdad; por tomar partido por la justicia.
Cuando veas a tu Padre Jesús Nazareno, paseado en procesión por las calles de Guardo pregúntate si estás de parte de la verdad. Tal vez, tú también te llames Pilatos. Tal vez tu también te lavas las manos como lo hizo él.

SÁBADO SANTO: EL SILENCIO DE DIOS

Eloí, Eloí, ¿lamá sabaktaní?, que quiere decir, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? (Mc. 15,34. Sal 21)

También Jesús se siente abandonado de Dios. Pregunta, pero no obtiene respuesta. Tiene que acudir a la confianza y al amor eterno del Padre:

El Señor es mi pastor nada me falta.
En praderas de hierba fresca él me hace recostar,
me conduce hacia fuentes tranquilas y repara mis fuerzas…” (Sal 23)

Este es el modo extraño que Dios tiene de hacer las cosas. Y no pienses que a ti te va a tratar mejor de lo que trató a su hijo Jesús. También Jesús sufrió.

Antes de la tierra prometida, cuarenta años de peregrinación y purificación en el desierto.
Antes del consuelo, la soledad y el abandono.
Antes de la Resurrección, la cruz.
Antes de la vida, la muerte.
Antes de la victoria final y la gloria junto al Padre, los tres días de sepulcro.

Este es el precio de la victoria final.
Sólo a este precio la muerte fue engañada y vencida.
A base de amor, porque el amor es más fuerte que la muerte.
Así, Jesús nos enseñó que el camino de la victoria pasa por la derrota,
que el camino de la vida pasa por la muerte,
que el camino de la luz pasa por la cruz.


DÍAS SANTOS DE ESPERANZA

Vive santamente estos días.
Son días gozosos, porque a pesar del dolor, se vive en esperanza.
Son también días comprometidos,
días para meditar y celebrar estos santos misterios,
días para dar una palabra de ánimo y consuelo a todos los que sufren,
días para descubrir la presencia de Cristo misericordioso en medio de tu familia.

En medio del silencio, haz una plegaria callada, por todo este pueblo de Guardo y también por ti:

No me mueve mi dios para quererte
el cielo que me tienes prometido;
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en esa cruz y escarnecido;
muéveme el ver tu cuerpo tan herido;
muévenme tus afrentas y tu muerte
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera
que aunque no hubiera cielo yo te amara
y aunque no hubiera infierno te temiera”.

Vive la Semana Santa desde la oración y la solidaridad.
Acércate a los sacramentos de la vida.
Ponte en paz contigo mismo.
Reconcíliate con Dios y los hermanos.
Dedícate, pues a abreviar los días de la pasión,
para que lleguen antes y sean más largos, los días de la Resurrección.


LA RESURRECCIÓN Y LA VIDA

Es María Magdalena la más valiente y la primera en anunciarlo, ella a quien se le perdonó mucho, porque amó mucho:

¿Qué viste en el huerto,
dinos, Magdalena?
Vacío el sepulcro, sudarios y vendas;
ángeles testigos, movida la piedra.
Vi al Resucitado, soy su mensajera”

Hermosa es la Semana Santa, hermosa la fe de este pueblo que la celebra con devoción. Esta es la Semana Santa de Guardo: pasión, entrega, fe y seguimiento y reconciliación. Dichoso este pueblo sufrido y todos sus hijos que al Señor han abierto sus puertas y hoy esperan su bendición.

Os deseos a todos una Semana Santa fructífera; llena de paz, de amor y encuentro familiar. Y cuando llegue la Noche Santa, una feliz Pascua de Resurrección.
Gracias.


ORACIÓN FINAL: Cristo no tienes manos…

Jesús, no tienes manos.
Tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo donde habite la justicia.

Jesús, no tienes pies.
Tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha la libertad y el amor.

Jesús, no tienes labios.
Tienes sólo nuestros labios
para anunciar por el mundo la Buena Noticia a los pobres.

Jesús, no tienes ojos.
Tienes sólo nuestros ojos
para mirar con ternura al necesitado.

Jesús, no tienes corazón.
Tienes sólo nuestro corazón
para amar a los que nadie ama.

Jesús, no tienes a nadie,
pero nos tienes a nosotros para lograr
que todos los hombres sean hermanos.

Nuestros brazos levantarán al caído,
nuestras manos estarán abiertas para bendecir,
nuestro corazón abrigará siempre amor y nunca rencor,
de nuestra boca sólo saldrá la verdad,
nuestros pies llevarán esperanza al abatido,
nuestros ojos mirarán con mirada de compasión,
nuestros hombros llevarán tu cruz.

Esperamos, Cristo,
que aquel último día seas benévolo
y repitas para nosotros aquellas palabras tuyas de acogida:

''Ven, bendito de mi Padre,
recibe la herencia del Reino,
porque me prestaste tus hombros para llevar la cruz"



Arsenio Diez Alonso

Misionero redentorista

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